Por: Paul Yupanqui Inostroza
Video del portal de la Academia Peruana de la Lengua
La entrevista realizada al Dr. Marco Martos Carrera, reconocido poeta y crítico, actualmente presidente de la Academia Peruana de la Lengua, nos dejó cuatro puntos esenciales —en mi parecer— sobre la consideración de nuestro español. Los cuales son :
- Nuestro castellano andino
- Españolización de extranjerismos e inserción de voces surgidas desde dentro de nuestro sistema.
- ¿Nuevamente una escritura telegráfica?
- Valorización de nuestros términos
En primera instancia, con lo que concierne a considerar nuestro español como propiamente un español andino (andino-ribereño para ser exactos), es ciertamente correcto, ya que reluce la presencia del quechua y el aymara (sobre todo del quechua) en nuestro léxico de uso común. Ejemplos como pacharaca (del quechua pacha: tierra, mundo, universo, lugar de todos, y raka: vagina) el cual interpretamos como mujer promiscua, mujer de todos, pucho (del quechua puchu que significa sobra, residuo) al cual le atribuimos el mismo significado del quechua (sobre todo en el ámbito de la gente fumadora) y yapa (de quechua yapa que significa aumento, un extra) que utilizamos con el mismo significado del quechua, dan fe, al igual que muchos otros casos, de la gran presencia del quechua en nuestro español.
Sobre el segundo punto pongo en consideración, en primer lugar, las erratas que se cometen por la españolización de voces extranjeras, ya que, en muchos casos pecamos de pronunciar antietimológicamente las palabras foráneas. Un claro ejemplo lo muestra en un artículo el profesor de la Universidad de La Rioja (España), José Mangado Martínez, con la voz de origen francés élite que se pronuncia elít y la cual pronunciamos como esdrújula por la interpretación de su tilde a la española. Apunta el profesor Mangado: Todo se originó en un error de lectura. La tilde aguda (´) cumple en ambas lenguas funciones muy distintas: en la nuestra señala la sílaba tónica de determinadas palabras; en la francesa, en cambio, de voces sólo agudas, indica que la vocal sobre la que recae no debe pronunciarse abierta . Aunque el DRAE acepta la forma esdrújula al igual que la llana (la correcta hoy por hoy), bien sabemos que la gran mayoría de usuarios del español la utilizan como esdrújula. ¿Éste y otros son casos perdidos de nuestro español?.
Y, en segundo lugar, la dinámica con que surgen nuevas palabras dentro de nuestro propio sistema lingüístico nacional, tales como panchada, pollada, por ejemplo, que por cambio analógico, probablemente, provengan de el primer término reconocido como paradigma de esta estructura morfológica; la parrillada, propia de la Argentina, el cual es un plato típico suyo. Así, son muchas las formas que ingeniamos, y las cuales enriquecen nuestro léxico sin fijar un tope.
Con respecto al tercer punto, si hemos recuperado la escritura telegráfica o no, lo considerable ahora es que los mensajes telegráficos aún existen. Los mensajes de texto actuales (de los celulares) son mensajes telegráficos, ya que son telegramas modernos. Y, aunque los defensores de la normativa a ultranza vean a este castellano juvenil (que presenta caídas de vocales, abreviaturas generales y secundarias, poco recomendadas y no recomendadas) como una lengua contagiada por el fenómeno fast food de las nuevas tecnologías, otros profesionales se han dedicado a estudiar el lenguaje de los chats cibernéticos o los SMS fascinados por revolución de las comunicaciones vivida en la última década.
Sobre esto la filóloga Caterina Canyelles señala que `` cada vez que aparece un medio nuevo, la lengua, como organismo vivo, presenta una enorme capacidad para adaptarse a él ´´. Así, los SMS como los chats cibernéticos serán dos medios más que se desempeñen, no como corruptores de la lengua, sino (como en los procesos de innovación y cambio en la dialectología) como enriquecedores de la misma.
Acerca del cuarto punto, creo que la mayoría —por no decir todos— coincidimos en la defensa de las voces originarias de nuestro léxico y a las que probablemente la España actual menosprecie por su procedencia (claro el vocablo). La palabra papa es el nombre nativo (quechua) dado al tubérculo blanco que hoy se consume por todos los rincones del mundo; el que una confusión haya originado que ahora la batata cause el desdén de la papa, no tiene porque dejarnos a la expectativa de que pronto la RAE sólo acepte la patata. No caigamos en el letargo de la cultura de la pasividad y sólo esperemos lo que la RAE disponga. Ojalá que no.